Para su consideración: el libro de Cheech Wizard de Fantagraphics de mí

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Robert Greenberger

por Robert Greenberger

En los días de Halcyon de antaño, podías pasear con seguridad los pasillos de las principales convenciones de cómics y el horario del programa no estaba tan repleto, por lo que tenía tiempo totalmente libre para ir y ver cosas sin esperar todo el día en línea. Te permitió explorar y exponerse a cosas nuevas y diferentes.

No puedo recordar quién lo sugirió, pero terminé sentado en una habitación en el Statler Hilton Hotel, riéndose a carcajadas como un artista alto, delgado y con toboganes, realizando voces y efectos de sonido. Lo que no sabía hasta más tarde era que asistía al primer concierto de dibujos animados que el artista Vaughn Bodé. No sabía su trabajo, pero pronto estaba buscando sus obras en la habitación del concesionario. Había Deadbone y Cobalt 60, pero el que pensé que era el más interesante era un sombrero para caminar llamado Cheech Wizard.

Cheech Wizard’s Book of Me

Bodé, de 34 años, murió trágicamente solo tres años después y mientras su hijo Mark continúa su legado, el trabajo en sí se ha descuidado y a menudo olvidado. Afortunadamente, Fantagraphics está rectificando que este otoño con el libro de Cheech Wizard de mí, una colección omnibus de tapa dura de Cheech Wizard.

La leyenda dice que el personaje fue creado el 27 de septiembre de 1957 a las 2:30 pm por Bodé y finalmente comenzó a ver impresión en 1967. Se dijo que el IMP lleva el nombre de Cheechy Nuts. Fue divertido, profano y sexualmente provocativo. En otras palabras, ideal para ser ejecutado en National Lampoon, lo que hizo hasta la muerte de Bodé. El último jadeo fue el primero en recolectar la franja en 1972 y ha habido otras ediciones a través de los años, pero ninguna tan completa como lo que estamos obteniendo.

Sea lo que sea, el cuerpo del mago Cheech está cubierto principalmente por la gorra frigia amarilla decorada con símbolos del mago para que podamos ver su fondo redondeado, ciertamente genitales masculinos y piernas, ya sea desnudas o en medias rojas. Continuamente está buscando una fiesta, una cerveza o una compañera preparada, un ícono de contracultura en la creación. Nunca vimos su rostro y cada vez que surgió el sujeto, su reacción siempre variaba.

Cheech se ha filtrado en la cultura popular, visto en tatuajes, escuchado en letras de canciones (como los Beastie Young Boys y Bundy K. Brown). Diablos, incluso había una banda homónima en los Países Bajos para un tramo de la década de 1990.

La influencia visual de Bodé fue fuerte en la década de 1970, evidente en los magos de Ralph Bakshi y, afortunadamente, la gente lo recordaba para votar a Vaughn en el Salón de la Fama de Will Eisner en 2006. De los artistas subterráneos de la década de 1960, Bodé fue uno de los casados Crossover a la corriente principal si no hubiera muerto. Nacido en Utica, Nueva York, fue reclutado para servir en el ejército, pero se aspiró, evitando la cárcel con un diagnóstico psiquiátrico. Luego pasó a ser un dibujante en evolución, se publicó por primera vez a los 22 años en Das Kampf en 1963. Asistió a clases en la Universidad de Syracuse cuando el Wizard de Cheech fue de ser imprimido, apareciendo en la publicación de humor dirigido por los estudiantes The Sword of Damocles .

A fines de la década de 1960, el trabajo de Bodé aparecía en las publicaciones subterráneas y convencionales, como la ciencia ficción Digests Amazing, Fantastic and Galaxy. Esto le valió la nominación a Hugo al Mejor Artista, un año después de ganar el premio como Mejor Artista de Fan. Cuando Trina Robbins lo descubrió en 1969, fue agregado al personal del periódico subterráneo The East Village Other, mejor conocido como el lugar de nacimiento para las obras góticas de dirigibles. Además, pasó a publicar su propia revista, Junkwaffel, que funcionó de 1971 a 1974.

Si bien el propio Cheech puede estar en mal estado, el mundo que ocupó era una tierra de fantasía con animales parlantes y colores brillantes. Fue un lugar maravilloso para visitar y espero volver a visitar esta tierra. Bodé era un buen hombre y las pocas veces que hablamos con los contras, era divertido y generoso con su tiempo. Recuerdo claramente dónde estaba cuando salió la voz de que él se había ido, una de las primeras veces que tuve que lidiar con conocer a un hombre en cuyas obras en las que me deleitaba nunca dibujaría otra imagen. Me complace que esta colección reintroduciera a Bodé y su carácter inmortal a una nueva generación de lectores.

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